En clave solidaria

Más madera
que lástima
En tiempos de indignación la televisión pública española nos anima a promover la lástima todas las tardes de lunes a viernes durante buena parte de cada tarde. Asistimos a una regresión que nos recuerda a la beneficencia paternalista que trata de paliar la mala conciencia antes que poner fin a la injusticia. Sin duda, la buena voluntad de tanta gente cae en este círculo que, lejos de ser virtuoso, promueve una ética emotivista que utiliza el “entre todos” participativo en una cultura del espectáculo lamentable.
La lástima se nutre del sentimiento de pena, de un lamento que no pasa de clasificar al desahuciado como un desafortunado y al discapacitado como un ser infradotado, sin más. Es una lástima que mira al otro de una forma descontextualizada, donde el sufrimiento proviene de la desgracia, del azar o de la mala vida. Desde esa mirada la cultura mediática alimenta, como el famoso “¡más madera!” de los hermanos Marx, la acumulación de lástima inmovilizadora que tranquiza conciencias, descarga el bolsillo de euros y encuentra el aplauso fácil de un público que traga y no piensa.
El sociólogo francés Lipovetzky puso nombre a la ética indolora, aquella que se aleja del compromiso real y fomenta la anestesia ante lo social. Ayudar sin mancharse, echar una mano, pero a distancia; en definitiva, solidaridad que no transforma. De este modo, lástima, ideología de la seguridad y preservación del orden establecido van de la mano y configuran un tipo de cuerpo social fofo, angostado y sin reflejos.
Otra cosa es adentrarse en la senda de la compasión, que nace del sentimiento de indignación ante el sufrimiento evitable por injusto. La compasión responde con cercanía, denuncia y movilización en la calle; desborda los marcos legales y apunta a una transgresión del orden establecido, como hizo el samaritano; ve en el otro no un objeto de acción paternalista sino un sujeto de capacidades por estrenar; se domicilia en la cultura de la solidaridad que cuesta, que debate con otros, que busca caminos alternativos y viables.
Confundir compasión con lástima es apadrinar el pan para hoy y el “vuelva usted mañana”, para mañana.
Luis Aranguren Gonzalo
Filósofo y escritor
www.antenamisionera.org
 
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40 días con los 40 últimos
Como todos los años en Cuaresma, desde esta página (www.40ultimos.org) se nos invita a tener presente la realidad de la pobreza y las iniciativas que podemos apoyar para ir combatiéndola.
Índice de contenidos
Desarrollo Humano
1. (Miércoles 5 marzo) Índice de Desarrollo Humano. Mozambique
2. (Jueves 6 marzo) Población: Esperanza de vida. Lesoto
3. (Viernes 7 marzo) Población: Mediana de edad. Uganda
4. (Sábado 8 marzo) Población: Tasa de dependencia. Zambia
Desigualdad
5. (Domingo 9 marzo) Visión cristiana del Desarrollo: Desigualdad. (Guinea Bissau)
6. (Lunes 10 marzo) IDH ajustado por la desigualdad. Angola
7. (Martes 11 marzo) Índice de esperanza de vida ajustado por la desigualdad. Guinea Ecuatorial
8. (Miércoles 12 marzo) Índice de educación ajustado por la desigualdad. Timor Oriental
9. (Jueves 13 marzo) Índice de ingresos ajustado por la desigualdad. Namibia
10. (Viernes 14 marzo) Proporción del quintil de ingreso /Índice de Ghini. Honduras
11. (Sábado 15 marzo) La situación en España: Desigualdad social
Pobreza multidimensional
12. (Domingo 16 marzo) Visión cristiana del Desarrollo: Pobreza multidimensional. (Somalia)
13. (Lunes 17 marzo) Índice de pobreza multidimensional. Etiopía
14. (Martes 18 marzo) Población en condiciones de pobreza multidimensional. Burkina Faso
15. (Miércoles 19 marzo) Población en situación de extrema pobreza. Níger
16. (Jueves 20 marzo) Población bajo la línea de pobreza: US$1,25 al día en PPA. Malaui
17. (Viernes 21 marzo) Población bajo la línea de pobreza: Línea de pobreza nacional. RDCongo
18. (Sábado 22 marzo) La situación en España: Pobreza multidimensional
Género
19. (Domingo 23 marzo) Visión cristiana del Desarrollo: Género. (Togo)
20. (Lunes 24 marzo) Índice de desigualdad de género IDG e IDH minorado por el IDG. Yemen
21. (Martes 25 marzo) Educación: Desigualdades de género en educación primaria. Afganistán
22. (Miércoles 26 marzo) Salud: Partos atendidos por personal sanitario especializado. Chad
23. (Jueves 27 marzo) Economía: Actividad económica femenina. Argelia
24. (Viernes 28 marzo) Política: Porcentaje de mujeres en el parlamento. Arabia Saudi
25. (Sábado 29 marzo) La situación en España: Género
Salud y Medio ambiente
26. (Domingo 30 marzo) Visión cristiana del Desarrollo: Integridad de la Creación. (Filipinas)
27. (Lunes 31 marzo) Índice de desempeño ecológico. Uzbequistán
28. (Martes 1 abril) Emisiones de CO2 per cápita. Catar
29. (Miércoles 2 abril) Agotamiento de los recursos naturales y la biodiversidad. Haití
30. (Jueves 3 abril) Pob. < 5 años con retraso en el crecim. por probs. medioambientales. Burundi
31. (Viernes 4 abril) Población que vive en tierras degradadas. Eritrea
32. (Sábado 5 abril) La situación en España: medio ambiente
Otras dimensiones del Desarrollo humano
33. (Domingo 6 abril) Visión cristiana del Desarrollo: desarrollo integral. (Naciones Unidas)
34. (Lunes 7 abril) Índice de Felicidad Bruta. Bután
35. (Martes 8 abril) "Happy Planet Index". Costa Rica
36. (Miércoles 9 abril) Concepto del "buen vivir". Ecuador
37. (Jueves 10 abril) Índice de progreso Genuino (GPI). Maryland
38. (Viernes 11 abril) Índice de Paz Global. Islandia
39. (Sábado 12 abril) La situación en España: participación social
40. (Domingo 13 abril) Conclusión. Construir nuevos indicadores de desarrollo.

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Así llega el dinero a la Misión
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Camisetas
a seis euros
Pongamos que usted va a una tienda y compra una camiseta. Seis euros. Una ganga. Se felicita así misma por encontrar tal chollo en las estanterías. Y, claro, usted se acostumbra. Camisetas a seis euros y camisas a 18. Y se tapa los ojos para no mirar, y se cubre los oídos para no escuchar, y abotarga su cerebro para no saber. Usted. Ellos. Yo.
Y, de repente, un derrumbe a 9.000 kilómetros de distancia nos obliga a mirar las manos que la han confeccionado, a enfrentamos cara a cara a los cientos de personas que han muerto atrapadas bajo los cascotes de una infame fábrica textil. Un lugar donde se produce a destajo para alimentar las ganas de cubrir con moda barata nuestros cuerpos de primer mundo. Junto a China, Bangladesh es el principal productor mundial de este fast­-fashion para marcas occidentales. Sí, esas donde compramos todos. Entre las ruinas del edificio se han encontrado etiquetas de grandes marcas europeas y norteamericanas. Y a pesar de las dramáticas imágenes y los centenares de muertos, en un reportaje emitido por la cadena de televisión británica BBC muchos de los viandantes preguntados responden que prefieren no saber. No mirar. No pensar. Prefieren, pues, seguir poniéndose camisetas a seis euros a costa de la vida de los demás. A costa también de la esclavitud de gente que cobra una miseria, 20 o 30 euros al mes y que no saben qué es un derecho laboral ni humano. El día del derrumbe, los responsables de la fábrica obligaron a los trabajadores a volver al edificio a pesar de las grietas que presagiaban lo peor.
Y si eso no remueve nuestras conciencias occidentales, ahí va otro dato que quizá sí sientan más cercano: traer esas producciones a España crearía cientos de miles de puestos de trabajo. En los últimos cinco años, la mitad de las grandes empresas españolas ha deslocalizado sus servicios, despidiendo a trabajadores locales y llevándose el trabajo a lugares donde abaratar costes. Pero claro, seguimos queriendo camisetas a seis euros. Pero, ¿a qué precio?
Carme Chaparro.
Yo Dona. 11 de mayo 2013
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Una Cuaresma solidaria
          La Cuaresma no ha de ser un residuo de prácticas de otros tiempos, sino una experiencia que hemos de actualizar de manera creativa en nuestras comunidades respondiendo a las llamadas de Dios en nuestros días.
     La Cuaresma es, ante todo, una llamada a la conversión. Hemos comenzado este tiempo el día de Miércoles de Ceniza con la invitación: “conviértete y cree en el Evangelio”. En nuestras comunidades ha de ir resonando a lo largo de todo el recorrido cuaresmal esa llamada de Jesús: “El tiempo se ha cumplido. El reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en esa Buena Noticia” (Mc 11,15)
      Muchos cristianos viven hoy su fe ignorando ese gran proyecto que tiene Dios de ir cambiando el mundo para hacer posible una vida más humana. No saben que ese proyecto que Jesús llama el “reino de Dios” es la pasión que animó su vida, el objetivo de todos sus esfuerzos y también la razón de su condena. La Cuaresma nos debe ayudar a entrar en la dinámica del reino de Dios en nuestras comunidades. La Cuaresma nos debe ayudar a entrar en la dinámica del reino trabajando por construir un mundo más humano, más digno y más dichoso para todos.
      Lo primero y decisivo es volver a Jesucristo, enraizar nuestra vida en él y concretar su seguimiento. Hemos de aprender a creer en lo que Jesús creyó, defender la causa que él defendió, acercarnos a los que sufren como se acercaba él, confiar en el Padre como él confiaba, contagiar esperanza como la contagiaba él…
      En el ejercicio de la cuaresma se ha insistido a lo largo de los siglos en la oración, el ayuno y la limosna. Pero nunca se ha olvidado que esa ascética alcanza su verdadero sentido en la práctica del amor solidario al que sufre. ¿Cómo entender y vivir la Cuaresma en medio de la grave crisis que estamos sufriendo?
      No es suficiente despertar en nosotros sentimientos de generosidad. Hemos de de desplazarnos hacia una vida más sobria para poder compartir lo que tenemos y sencillamente no necesitamos con aquellos que lo necesitan. Renunciar poco a poco a nuestro nivel actual de bienestar para poder orientar nuestros recursos hacia los más golpeados por la crisis. La Cuaresma nos ha de ayudar a encontrar nuestro lugar cristiano junto a los que lo están pasando mal, conociendo mejor su situación, estableciendo con ellos lazos de amistad solidaria y ofreciéndoles nuestros apoyo y ayuda para aliviar su situación.
Puedes visitar la web: www.40ultimos.org
 
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La orilla del camino
En un momento histórico en el que los problemas nos tocan de cerca, nos sentimos urgidos a salvar lo inmediato. Poner solución a los pro­blemas graves más cercanos es una exigencia humana. Esta urgencia, además, nos empuja a reconocer la amplitud de los efectos de esta crisis. Y quizá su efecto más preocupante sea el de no darnos cuenta de cuáles de sus causas hacen que la crisis llegue a todos los rincones del mundo.
El espejismo de un desarrollo basado en la mayor comodidad personal oculta que la principal causa de la crisis es la falta de valores: una crisis moral en la que la dignidad de la persona no se tiene en cuenta. Y es que, si no prestamos atención a este principio, si no ponemos en el centro de todo al ser humano, sustituiremos la razón de nuestros es­fuerzos por otras cuestiones, como los recursos, el progreso tecnoló­gico o la política, que no dejan de ser, en realidad, medios al servicio de los hombres.
La crisis hace florecer situaciones muy dolorosas; situaciones que re­velan, no sólo una ausencia de protección de los derechos fundamen­tales o una distribución injusta de recursos, sino también una falta de respeto al ser humano; desprecio que sufren, sobre todo, las personas más vulnerables. Manos Unidas constata, día a día, que la pobreza, la falta de recursos, la inexistencia de libertades se ceba precisamente con las niñas y las mujeres, cuando, por otro lado, son ellas las protagonistas y verdaderos agentes del desarrollo humano. Los datos no dejan lugar a dudas: el 70% del comercio internacional de personas es sufrido por mujeres y niñas, y dos terceras partes de las personas anal­fabetas son mujeres. Estas son solo dos muestras de la discriminación que sufren tantas mujeres y que engendra violencia sobre ellas, ham­bre, enfermedad, invisibilidad... ¿Acaso no son causadas por la falta de reconocimiento de la igual dignidad de cada ser humano?
En Manos Unidas damos nuestras manos a las personas que están en la orilla del camino del desarrollo, que sufren hasta lo inimaginable la discriminación. Por ellas, y para que su progreso se corresponda con su propia dignidad, trabajamos buscando siempre la igualdad entre hombres y mujeres en los países más desfavorecidos, desde la eje­cución de los proyectos que apoyamos, y desde la educación para el desarrollo, proponiendo soluciones eficaces. Esas soluciones para promocionar la igualdad nos exigen un claro compromiso: capacitar a las mujeres para superar las desigualdades estructurales y para favorecer que tanto, ellas como los hombres, participen en igualdad de con­diciones en las acciones para su crecimiento personal, el de sus familias y el de sus comunidades.
Nuestro modo de trabajo pone en el centro la dignidad de la persona humana, integra todas sus dimensiones y persigue el perfeccionamiento de todas sus capacidades. Consideramos el desarrollo como una llamada a un pro­yecto de vida que cada persona tiene que descubrir, elegir y realizar libremente y en relación con los que están a su alrededor. Este desarrollo humano e integral tiene como paradigma la colaboración entre hombres y mujeres, mediante la cual ambos buscan su bien recíproco. Esta colaboración por el bien de todos y cada uno es el funda­mento de una sociedad basada en la igualdad de derechos y oportunidades, una sociedad que convierte el desa­rrollo en algo verdaderamente humano, transformando los proyectos de desarrollo en proyectos de vida. De esta manera el desarrollo deja de ser una cuestión individual, y teniendo en el centro a cada persona y estando abierto a la vida, desde su concepción hasta su término natural, se convierte en un proceso solidario y duradero para la consecución de un verdadero cambio social.
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¡ Feliz  y comprometida Navidad !  
“Nos visitará el Sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas” (Lc. 1, 78-79)
Hay una Luz dentro de ti. Nace Jesús para iluminar
las noches oscuras que tengas que vivir.
Viene  a enseñarte el camino para ser feliz.
Déjate invadir por el Misterio de la Navidad.
Dios se deja acunar; llega como Niño a quien hay que contemplar.
Quiere encarnarse en la historia y en tu vida normal
y pide tu ayuda para que ilumines con tu presencia y solidaridad
las noches oscuras que vive la humanidad:
noches de desaliento, noches de dolor;
noches de sin sentido, noches de temor;
noches de injusticia, noches de opresión;
noches de impaciencia, noches de desamor;
noches de pobreza, noches de incomprensión;
noches de soledad, noches de desilusión;
noches de violencia, noches de desesperación,
noches de sufrimiento, noches de marginación;
noches de tristeza, noches de depresión…
Irradia la Luz que nace en tu interior:
rayos de esperanza, destellos de justicia y amor,
ráfagas de compromiso, fuego de transformación…
que prolonguen una continuada Nochebuena a tu alrededor.

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NUESTRAS RAZONES
PARA CREAR
REDES DE SOLIDARIDAD
POR HUMANIDAD
      Ser pobre no es sólo carecer de recursos materiales. Pobreza es también no poder participar activamente en la sociedad, es no poder desarrollarse como persona. Cualquier sociedad es más pobre cuando muchos de sus miembros se ven obligados a no formar parte de ella. Con la pobreza perdernos todos,
POR ESPERANZA
      Estarnos convencidos de que las utopías serán, algún día, una realidad. Sin esperanza no podemos avanzar ni construir. Sin esperanza no podemos acompañar a aquellos que ya la han perdido. Sin esperanza otro mundo nunca será posible.
POR RESPONSABILIDAD
      El mundo es de todos y para todos y por ello, está en nuestra mano, en la de cada uno de nosotros, hacer de él una Casa Común. No participar en la construcción de otra sociedad mejor es, de alguna manera, ser cómplices de un mundo desigual, sin oportunidades para muchos y donde no cabemos todos.
POR FRATERNIDAD
      Nos sentimos hijos de un mismo Dios y nos duele el sufrimiento de muchos hermanos, muy cerca, aunque a veces nos parezcan invisibles. Si nos aproximamos a ellos, tal vez seamos capaces de entenderles y entender el mundo de otra manera. Nuestra propia madurez como personas también se alcanza a través de los demás. Nos necesitamos.
POR NUESTRA FE
      Creemos en un Dios cercano al sufrimiento de los más pobres y olvidados que remueve las entrañas de solidaridad de las personas y los pueblos. Creemos en un Dios que mira con ternura y restituye a los expulsados y expropiados de una vida digna. Creemos en los hombres y mujeres que encuentran resquicios de justicia y unidad en la invocación a un Padre que acoge especialmente a los más pequeños.
POR JUSTICIA
        Todos los ciudadanos tenemos los mismos derechos pero a la hora de la verdad, no disfrutamos de las mismas oportunidades. Creemos que todas las personas tienen derecho a disfrutar de la oportunidad de una buena educación, un empleo digno, una vivienda en condiciones, a ser reconocidos y valorados,... Por derecho, por justicia.

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 DECÁLOGO

DE LAS

MANOS SOLIDARIAS

1.    Cuando nuestras manos se acerquen al pobre, al que sufre y espera, cuando lo toquen, háganlo con respeto, porque no tocan una cosa, sino un lugar sagrado, un sacramento doliente, dotado de eminente dignidad.
2.    Las manos deben manifestar humildad y agradecimiento, porque no se sienten dignas de prestar ese servicio. Y deben pedir perdón por no haberlo hecho antes y porque no saben hacerlo bien. Naturalmente, nunca pedirán nada a cambio, ninguna ventaja material ni afectiva ni siguiera espiritual. Sería una profanación del amor, cuya única recompensa es poder amar.
3.    Si quieres curar al pobre, déjate también curar por él, y así la caridad es compartida, con viaje de ida y vuelta. “Los pobres son médicos de nuestras llagas, y las manos que nos extienden son remedios que nos dan” (FRAY LUIS DE GRANADA).
4.    Que tus manos tengan oídos y ojos para que puedan ver y puedan oír; que puedan ver y oír todo lo que sufren, lo que esperan, y lo que verdaderamente necesitan las personas a quienes sirven. No vayas a hacer un servicio que no sirve para nada. Quizá el mejor servicio sea el de la presencia y la cercanía. Y mejor que dar cosas, dar capacidades y oportunidades.
5.    Tiende tus manos al caído y levanta del polvo al marginado, que no se contente con las migajas de tu mesa, sino que pueda sentarse con dignidad a la mesa de la creación; pero lavándole antes los pies y las manos: siempre así, de abajo arriba, la mano fuerte y amiga.
6.    Da la mano al pobre para acompañarle en su camino liberador, hasta que deje de ser pobre y dependiente, hasta que sea persona participativa y creativa. Es un camino largo, y que pasa siempre por la cruz. Porque “sin nuestro sufrimiento, nuestra tarea no diferiría de la asistencia social” (MADRE TERESA DE CALCUTA).
7.    No retrasen tus manos la ayuda, porque hace mucho que te esperan, porque “la hora de la acción ha sonado ya” (PABLO VI). Deprisa, “como quien corre a apagar un incendio” (S. VICENTE DE PAÚL). “Las obras de caridad son las únicas que no admiten demora. Nada se interponga entre tu propósito y su realización” (S. GREGORIO NACIANCENO)
8.    Que tus manos se conviertan en oración y profecía. Oración, porque el sufrimiento es excesivo, nos supera. El voluntario cristiano “escucha los gemidos sin palabras de quienes han sido silenciados, y suma su clamor al lamento apagado de quienes sufren” (Reflexiones identidad Cáritas). Pero hay también profecía. Hemos de “denunciar de manera profética toda forma de pobreza y opresión” (Sínodo extraordinario de Obispos). Cada denuncia nos tiene que comprometer y nos tiene que doler.
9.    Ofrece tus manos doloridas y acepta que puedan ser traspasadas, como las de nuestro Señor Jesucristo. La mejor respuesta al dolor es compartirlo, como hizo nuestro Señor Jesucristo (2 Cor 8, 9). ¡Qué pronto se hace pobre el que ama!
10. Tus manos siempre unidas, no trabajen por su cuenta. Es el valor de la colaboración y la coordinación, es el sacramento de la comunidad y la comunión. Trabajando juntos, con las manos bien unidas, sus dedos bien coordinados, es como podemos abrirnos a los sueños y a la esperanza, que “en esperanza fuimos salvados” (Rm 8, 24). Lo nuestro es siempre una sementera, pero con semillas de Pascua.
   RAFAEL PRIETO

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SOLIDARIDAD INDOLORA

“Mande un sms al nº X y ayudamos a…” “Si compra el producto X destinamos X dinero para…” “Envíe la palabra… al nº… y ayudará a los niños que pasan hambre”… Son frecuentes anuncios de este tipo que intentan captar nuestra atención y movilizar nuestra conciencia para ayudar a causas justas y a personas que viven en situaciones dolorosas. Nos intentan hacer creer que la solidaridad es algo sencillo y está a golpe de “clik”.
¿Qué se encierra detrás de todo esto? Seguramente habría que matizar muchas cosas, pero da la sensación de que nos están “vendiendo” una solidaridad light, de “saldo”, “indolora”, que nos deja al margen de la dura realidad de quienes están pasándolo mal. Alejados y distantes, ofrecemos nuestra ayuda, pero no hay implicación directa, ni conocimiento real y cercano, ni nos dejamos afectar por quienes sufren, ni tomamos contacto con la realidad de la pobreza. No dejamos que cuestione modos de actuar, formas de consumir, hábitos de vida.  No hay vínculos con la persona real que sufre, no hay conocimiento de la historia personal que hay detrás, no afecta a nuestra vida diaria y real. No genera reflexión sobre las causas que generan la injusticia y la pobreza. Y en muchas ocasiones se nos intenta transmitir un mensaje subliminal: cuanto más consumes más solidario eres.
¿Qué queremos decir cuando hablamos de solidaridad? Una palabra que con el tiempo se ha ido llenando de contenidos variados y distintos, y donde parece que cabe todo. Me viene a la mente un texto del obispo Leónidas Proaño, que desde su experiencia cercana a los que sufren, en medio de la realidad de la pobreza en Latinoamérica nos dejó estas palabras que bien merecen una reflexión profunda y sosegada:

Mantener siempre atentos los oídos al grito del dolor de los demás
y escuchar su llamada de socorro…es solidaridad.
 Mantener la mirada siempre alerta y los ojos tendidos sobre el mar,
en busca del algún naufrago en peligro…es solidaridad.
 Sentir como algo propio el sufrimiento del hermano de aquí y del de allá,
hacer propia la angustia de los pobres…es solidaridad.
 Llegar a ser la voz de los humildes, descubrir la injusticia y la maldad,
denunciar al injusto y al malvado…es solidaridad.
 Convertirse uno mismo en mensajero del abrazo sincero y fraternal
que unos pueblos envían a otros pueblos…es solidaridad.
 Compartir los peligros en la lucha por vivir en justicia y libertad
arriesgando en amor hasta la vida…es solidaridad.
 Entregar por amor hasta la vida es la prueba mayor de la amistad
es vivir y morir por Jesucristo…es solidaridad.
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MI EXPERIENCIA
DE VOLUNTARIADO
EN MOZAMBIQUE

Me han pedido que escriba sobre mi experiencia como voluntaria en Mozambique, pero realmente nada de lo que os pueda contar va a transmitir la dura realidad de este país y de las miles de personas que viven su miseria.
 Tengo 21 años y estudio odontología. He estado en agosto en Mozambique gracias a la Fundación Mozambique Sur,  que colabora con la Casa do Gaiato de Maputo, un orfanato que acoge a 150 niños de todas las edades. Allí he vivido con ellos durante un mes y con otros 9 voluntarios (tres de ellos dentistas).
A grandes rasgos lo primero que vi fue una gran familia, donde los mayores cuidan de los pequeños, guiados por el padre José María, la hermana Quiteria y María José. Tres grandes personas que han dedicado su vida a mejorar la de los demás.
 La principal labor de la Casa do Gaiato es recoger a niños huérfanos, maltratados o abandonados y enseñarles a ser  autosuficientes. Allí aprenden distintos oficios; en la carpintería, la granja, la cocina, el  comedor, la enfermería o en el puesto de dentista, donde, a parte de ver a unos  40 pacientes al día, estamos formando como auxiliares a 5 niños. El orfanato cuenta con una escuela, donde reciben clase también niños y niñas de las aldeas cercanas. Algunos de ellos, gracias a la fundación, tienen la posibilidad de estudiar una carrera. Además de esto, hacen una gran labor a nivel comunitario, combatiendo la desnutrición, promoviendo  actividades agropecuarias y ayudando a las mujeres con SIDA entre otras cosas.
                  Mi sensación al volver ha sido la de que aún queda mucho por hacer. No podemos cambiar el mundo, pero con pequeños gestos podemos cambiar la realidad de muchas personas. Lo más impactante es ver como niños  que han sido abandonados, maltratados y que estaban desnutridos, ahora se sienten queridos y protegidos. Cómo te sonríen, y la alegría con la que cantan y bailan, porque saben que es posible tener el futuro que se merecen y por el que tanto luchan. Os animo a visitar la página web de la fundación, a que veáis la gran labor que lleva a cabo y a colaborar, en la medida de lo posible, con esta causa. Necesitan vuestra ayuda.
                                                                               Natalia

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MISIÓN EN BOLIVIA
Como fruto y compromiso de la celebración del Centenario de nuestra Congregación (1995), los Misioneros de la Sagrada Familia llegamos a Bolivia –corazón de América Latina, el país más pobre de la región, después de Haití– el 9 de abril de 1997. Este nuevo frente misionero interprovincial fue asumido por nuestras Provincias latinoamericanas, a las que en el año 2001 se incorporó la Provincia española. Actualmente, la comunidad está formada por cinco miembros: P. Luis López (España), P. Paulo Roberto (Brasil), Hno. Héctor Pinto (Chile), P. Léo Fiorin (Brasil) y P. Loacir Luvizon (Brasil), residiendo en dos casas. Cada uno de nosotros seguimos perteneciendo a nuestras respectivas Provincias de origen, pero jurídicamente la comunidad depende del Gobierno General.
Nuestro carisma específico consiste en “estar cerca de los que están lejos”. Optar por una misión en Bolivia, país “mediterráneo” (sin acceso al mar), con inmensas riquezas materiales y espirituales, pero empobrecido, marginado y excluido a lo largo de los siglos, no fue una casualidad, sino el resultado de un sueño largamente acariciado, compartido, estudiado, analizado y rezado, en el contexto de la celebración del primer centenario de la fundación de nuestra congregación.
Santa Cruz de la Sierra, ciudad que ha experimentado un crecimiento poblacional desmesurado y caótico, nos acogió con los brazos abiertos. Nos ubicamos en la periferia, al margen del progreso, lejos de las luces de la ciudad, entre la tierra o el barro, sobre el octavo anillo y más allá, junto a la gente pobre y desarraigada, procedente del interior del país, con sus diferentes culturas, tradiciones y modos de vida, con las posibilidades y riesgos, dificultades y desafíos que comporta; en medio de familias desintegradas también por la desorbitada emigración fuera del país. Formar una comunidad misionera internacional es la mejor forma de anunciar con el ejemplo que es posible vivir la diversidad en armonía en un país pluricultural y multiétnico.
Nuestro objetivo consiste en dinamizar la vida comunitaria y vivir el espíritu misionero interprovincial y pluricultural dando testimonio de la simplicidad, sencillez y hospitalidad características de la Sagrada Familia, haciéndonos cercanos y solidarios con los pobres que viven en nuestras comunidades y esforzándonos permanentemente en la inculturación y promoción de una evangelización liberadora.
Nos mueve la mística de la Sagrada Familia. Mística de la encarnación, del anonadamiento, de la inculturación; lo que nos exige poner en un segundo plano –sin perder nuestra identidad, sin dejar de ser lo que somos–  nuestros esquemas mentales, nuestras seguridades, nuestro “mundo”, el apego a nuestra nacionalidad, para acoger y entrar en diálogo y reciprocidad con otras formas de entender la vida, buscando juntos y tratando de encontrar caminos comunes para vivir el evangelio. Para lograr todo esto se requiere un sentido profundo y sereno de la paciencia, respetando ritmos diferentes, adoptando una actitud de apertura y docilidad para dejarnos evangelizar por los pobres.
Actualmente desarrollamos nuestra misión evangelizadora en dos parroquias, organizadas cada una de ellas como Comunidad de comunidades, un Centro de Espiritualidad y Formación, un Centro Infantil y dos comedores infantiles. Entre los desafíos de la misión podemos destacar: el fortalecimiento de la vida comunitaria, la incorporación efectiva de todas las provincias latinoamericanas, mantener vivo el entusiasmo misionero, mejorar la calidad de vida de los más pobres, la inserción en las distintas áreas pastorales y sociales, la promoción, formación y acompañamiento de líderes y agentes pastorales, la atención especial a los niños, jóvenes y familias en sus múltiples necesidades y  la Pastoral Juvenil-Vocacional.
En un país terriblemente convulsionado y polarizado, un país que, en medio de dificultades y riesgos, intenta reconstruirse; en un país donde los pobres y excluidos durante siglos son ahora protagonistas en las personas de sus dirigentes, lo que nos corresponde es seguir proponiendo un estilo de vida en consonancia con los valores del Evangelio. Para ello, nada mejor que acompañar, apoyar, dar protagonismo, animar al pueblo, a las familias y comunidades eclesiales de base, suscitando líderes, esforzándonos en la difícil y delicada pastoral vocacional, despertando vocaciones nativas, colaborando y poniéndonos en comunión y sintonía críticas con la Iglesia local y con la Vida Religiosa. Muy conscientes de que la Misión no es obra nuestra, sino de Dios y de que lo mejor que podemos hacer es dejarnos iluminar y conducir por el Espíritu Santo.

P. Luis López, msf en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia)
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MÁS ALLÁ DEL “PEZ Y LA CAÑA
Cuando se habla de solidaridad, ayuda a personas necesitadas de otros lugares de mundo o compromiso con los más pobres, no es infrecuente oír: “no hay que dar el pez, sino enseñar a pescar”
Conocer un poco más a fondo la realidad de la pobreza, la marginación o la injusticia ayuda a caer en la cuenta de que hay que ir más allá.


Nuestro mundo y nuestra sociedad son tan complejos que no bastan las soluciones simplistas. Continuando con esta imagen tan utilizada podríamos seguir diciendo que no sólo hemos de ocuparnos de dar el pez a quien padece hambre, ni siquiera basta con dar la caña al receptor para que aprenda a pescar.  Es necesario esforzarse también para que el pescador tenga licencia para trabajar en el río, y que tenga posibilidad de pescar peces, y quienes están ya pescando compartan con él sus aperos, caña, anzuelos y cebo. Y además, luchar porque el pescado que ha conseguido sea pagado en el mercado a un precio justo y reclamar que el agua del río no fluya contaminada. Y que cuando el pescador ya no sirva para esta labor no sea arrinconado como un trasto inútil y pueda seguir viviendo con dignidad.  Y…
El compromiso solidario tiene muchas implicaciones. Es preciso estar muy alerta para descubrir todo lo que lleva consigo, a qué situaciones y aspectos de la realidad implica y discernir por dónde puede ir nuestra ayuda.

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