Fe joven

Antes de salir de vacaciones
Llega el verano y a todos nos gusta «lucir palmito» y ponernos morenos a toda costa... Sabemos que exponer nuestra piel a las radiaciones solares requiere una serie de cuidados y prevencio­nes; lo que tal vez desconozcamos son las medidas que hay que tener en cuenta cuando lo que queremos es broncear nuestro corazón. Y si bien es cierto que para broncear nuestra piel, el método más natural es a través de los rayos del sol, no es menos cierto que para broncear nuestro corazón, el método más efectivo es a través del amor de Dios...
Amiga, amigo, este verano luce radiante por fuera y por dentro; estas vacaciones consigue un cuerpo y un corazón 10. A continuación te ofrezco cinco claves fundamentales para obtener todos los beneficios de Dios y conseguir un corazón que será, no te quepa ninguna duda, la envidia y el centro de atención en la playa y en la piscina, en el aeropuerto y en la estación de autobuses, en el pueblo de tus abuelos y en cualquier otro lugar donde vayas a pasar este verano... ¿Preparado? ¡Toma nota!
Las exposiciones a Dios serán tan largas como desees, pudiendo pasar horas, días y meses sin sufrir insolación; todo lo contrario, cuanto más te expongas, cuanto más dejes que Dios «te queme el corazón», mayores beneficios obtendrás.
No permanecerás estático bajo el amor de Dios durante mucho tiempo. Me explico: aunque los rayos de Dios no son nocivos, la verdad es que hacen mayor efecto en movimiento (visitando a un amigo, llevando la bolsa del súper a una persona mayor, enseñando a alguien a nadar o a tocar un instrumento musical, haciendo las labores del hogar...).
Para prevenir «la deshidratación del corazón» (aburrimiento, apatía, rutina...), es esencial tomar una gran cantidad de «nutrientes del alma» (creatividad, compromiso, ayuda, alegría, inconformismo, oración...).
Deberás utilizar un antiprotector (sí, sí, has leído bien). Un antiprotector que no encontrarás ni en farmacias ni en salones de belleza. Este producto se denomina «Confianza en Dios» y lo pue­des adquirir simplemente deseándolo. Si cada día te aplicas unas gotas de fe, el amor de Dios bronceará e iluminará tu vida; y no sólo eso, será tan fuerte la radiación que contagiarás a las personas que se encuentren a tu alrededor.
Para mantener el bronceado (la felicidad en tu corazón, en tu vida) tan sólo tienes que some­terte cada día, durante cinco minutos, a un tratamiento de choque. Dicha técnica hidratará, rea­firmará, nutrirá y prolongará tu felicidad. No te preocupes, Dios te enviará todos los días las ins­trucciones en forma de evangelio, de buena noticia. Únicamente tienes que leer el mensaje con los ojos y vivirlo con el corazón... El bronceado del corazón, la felicidad en tu vida, te durará toda la vida... ¡Haz la prueba!
 
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¿CÓMO SABER SI HEMOS RESUCITADO?
Todos hablamos mucho de la Resurrección de Jesús como el gran acontecimiento pascual, pero hablamos muy poco de “nosotros resucitados”. ¿Será que seguimos todavía sin resucitar? ¿Cómo saber que también nosotros hemos resucitado con Él.
Aquí te propongo algunos elementos para que cada uno se descubra a sí mismo:
Si cuando alguien te ofende, respondes con amor y no con venganza.
Si cuando alguien te hace daño, tú respondes al mal con el bien.
Si cuando alguien te ha fallado, tú le tiendes una mano para levantarlo.
Si cuando alguien es tu enemigo, tú tienes el valor de decirle: “La paz contigo.”
Si cuando alguien te hace la guerra, tú le regalas el don de la paz.
Si cuando alguien habla mal de ti, tú hablas bien de él.
Si cuando alguien piensa mal de ti, tú piensas bien de él.
Si cuando alguien te desprecia, tú reconoces los valores que tiene.
Si cuando ves a alguien, eres capaz de verlo como un hermano.
Si cuando alguien te cae mal, tú eres capaz de sonreírle.
Si cuando alguien no te saluda, tú le tiendes la mano y le das los buenos días.
Si cuando alguien te niega la palabra, tú le sonríes y le hablas.
Como ves, todo un mundo al revés.

Es que la Pascua es eso, poner al mundo al revés de lo que lo habíamos puesto nosotros.
Por eso los Evangelios no nos relatan el hecho de la Resurrección, sino que más bien nos habla delos efectos que la resurrección ha producido en nosotros. La Resurrección de Jesús es un hecho, pero sobre todo un acontecimiento en el corazón de la comunidad.
Conocemos que Jesús ha resucitado cuando sentimos que nuestro corazón ha cambiado, que nuestro corazón se ha renovado y llevamos un corazón nuevo. La Resurrección es todo un acontecimiento en el corazón de cada hombre y de cada mujer. Por eso la Resurrección comienza por recrear la comunidad delos que vivían desilusionados y pensando cada uno en tomar el camino de casa.

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A los pies de la Cruz
Querido Jesús:
      Un sentimiento de vergüenza y arrepentimiento embarga mi corazón... Ay, si pudiera retroceder en el tiempo y situarlo justo en el huerto de Getsemaní; allí donde te apresaron, allí donde mi valentía, mi fe, mi amistad inquebrantable —o eso pensaba yo— se dieron a la fuga...
      Si el tiempo volviera atrás, no me quedaría callado y hubiera hecho frente a las espadas y palos con los que te prendieron los soldados con el arma más poderosa jamás inventado: la palabra, tu Palabra...
      Si pudiera retroceder las agujas del reloj me hubiera acercado a Pedro (apenas estaba a unos metros de él) y entre los dos hubiéramos hecho "callar al gallo."
     ¿Y Caifás y Piloto y los sumos sacerdotes? ¿Y el pueblo enfervorecido pidiendo, a gritos, tu muerte? Algo más pudiera haber hecho que seguir tu proceso desde la barrera, desde el gallinero, desde las gradas... como si se tratara de una corrida de toros, una obra de teatro o un partido de fútbol...
      Únicamente retrasar una hoja de calendario, unas horas del día y el bueno de Simón de Cirene hubiera regresado a su casa, pues yo te hubiera ayudado a llevar la cruz. Y te hubiera tendido una mano, o las dos, en tus repetidas caídas... Y nos hubiéramos repartido, no la túnica, sino la bur­la y el desprecio de los soldados...
      ¿Y Judas, el traidor? ¡Qué bien, qué bueno esto de echar balones fuera! Judas nos sirvió, nos sigue sirviendo para hacernos un lavado, centrifugado y planchado de conciencia... No dejo de pregun­tarme si hubiese estado más cercano a él, si me hubiese preocupado e interesado por él, y no sólo por su forma huraña de gestionar el dinero. Seguro que las cosas hubieran transcurrido de otra forma... ¡Seguro!
      Señor, concluyo esta carta, bañada, no tanto con la sangre que sigue cayendo de tus pies y manos, sino, sobre todo, teñida de la vergüenza, del miedo, de mi falta de fe y convencido de que pudie­ra haber hecho algo más..., mucho más.
El discípulo amado
PD (O cuando la posdata es más importante que la carta)
¿El discípulo amado? Aunque los evangelistas se decanten por uno en concreto y los exegetas abren el abanico a diversas posibilidades..., entre tú y yo, el discípulo amado es aquel que es capaz, miles de años después, de descubrir en su vida a Cristo crucificado...
Aquel que es capaz de ir al encuentro del Señor y encontrarle, ya no en un madero, sino en la cama de un hospital, al lado del enfermo que agoniza; o en el piso de enfrente, al lado de la anciana que vive sola; o en el pupitre, dos metros a las derecha del tuyo, al lado del compañero que, en silencio, está pasando una mala temporada...
Sí, amigos, el discípulo amado es aquel que descubre que si Cristo ha muerto con los brazos abiertos es, precisamente, para enseñarnos que quien quiera ser su amigo deberá vivir con los brazos bien abiertos...
Amiga, amigo, que la vergüenza, el qué dirán, el miedo o la indiferencia no pasen factura a tu corazón... Ha llegado el momento de "meter en problemas" a los evangelistas y a los estudiosos de la Biblia con­virtiéndote en el discípulo amado de Cristo... ¡Él te está esperando! ¡Él lo desea con todo su corazón!
J. M. de Palazuelo. www.misionjoven.es

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Camino del calvario
Como espectáculo exterior o como vivencia interior..., ¡tú decides!Estás a punto de adquirir una entrada para acompañar, animar, ayudar y, lo más importante, vivir en tus propias carnes y en tu mismo corazón la pasión de Cristo... Mas si no quie­res complicarte la vida durante esta Cuaresma, si tú eres de los que se conforman con quedarte a la vera del camino y "echar un par de lagrimitas" al ver pasar a Jesús, vuelve a tu vida y olvída­te de coger la entrada...
¿Sigues aquí? Bien, veo que te has quedado... ¡Pues, adelante!
La adquisición de esta entrada significa la acep­tación de las siguientes condiciones:
n No se trata de buscar culpables, de condenar o de "echar balones fuera."
4   El tiempo que tenías reservado para juzgar, úsalo para amar, para perdonar.
n No se admite la introducción de más armas que la palabra, el diálogo... la oración.
4   Cultiva las tres.
n Cargar con la cruz de Cristo es una elección, y para los amigos del Señor un privilegio.
4   No lo hagas para cumplir o para que los demás te vean.
n Caerse está permitido, una, dos, tres o cien veces...
4   Eso sí, levantarse es absolutamente obligatorio.
n Llevar la cruz no es una carrera de relevos: unos metros, media hora, hasta que sientas dolor...
4   No, Cristo quiere que le acompañes siempre.
n Al Señor, durante esta Cuaresma, le podrás encontrar en cualquier sitio y a cualquier hora.
Si miras a tu alrededor con los ojos de la fe, del corazón...,¡te encontrarás con él!
n De igual manera la cruz se manifiesta de muchas formas.
4  En el amigo que está pasando una mala temporada o en el hermano que viene de lejos o en el compañero que se encuentra solo en los recreos...
n Queda terminantemente prohibido acom­pañar a Cristo bajo los efectos del interés personal...
4  Nunca digas: "A ver qué consigo yo con esto."
n No se permiten las caras largas, los malos humos.
4  A Jesús una sonrisa tuya, desde el cora­zón, desde la fe, le va a ayudar mucho más que dos días de ayuno o una semana fla­gelándose.
Al finalizar la Cuaresma, si la has vivido como experiencia interior y no como un mero y exter­no espectáculo, sentirás en tu corazón a Cristo resucitado... Y eso, te aseguro, cambiará por completo tu vida y pasarás a gozar de una enorme e inagotable dicha.
José María Escudero
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El evangelio de la buena… sonrisa

Tras muchos días de estudio, tras muchas horas de meditación, después de «pegarme a palos con la palabra de Dios», después de muchos dolores de cabeza y de conciencia... he descubierto que Dios es, ante todo y sobre todo, Alegría... Y no sólo eso, también he aprendido que el 99% de la Buena Noticia se puede predicar y leer y meditar y vivir sonriendo... Como muestra un botón.
1.    La sonrisa de la victoria (Tentaciones en el des­ierto. Mt 4,1-11). Y ¡anda! que no dio guerra el dichoso diablo. A Jesús le tocó un hueso duro de roer. Sin embargo se mantuvo en la brecha sabiendo que Dios estaba a su lado, y des­echando otras sonrisas efímeras, falsas, como la del poder, el consumismo, la avaricia... por otra sonrisa, la Sonrisa de saberse vencedor en Dios.
2.    La sonrisa del seguimiento (Primeros discípulos. Mt 4,18-22). Jesús no impone, no ordena, no obliga. Seguirle no es sinónimo de renuncia; a no ser que para ti la sonrisa que te puede proporcio­nar un coche, un chalet o dos meses de vacacio­nes sea mayor que la sonrisa que brota de den­tro y surge de sentirse amado por Dios. Si es así... ¡qué pena!
3.    La sonrisa de la felicidad (Las bienaventuran­zas. Mt 5,1-12). La sonrisa de la pobreza, de la tristeza, de la humildad, de la persecución... Sin ningún género de dudas la sonrisa de Dios y la sonrisa del mundo son totalmente opuestas... Y sin embargo los pocos que optan por conta­giarse de la sonrisa de Dios son inmensamente felices... ¿por qué será?
4.    La sonrisa de la santidad (Amor a los enemi­gos. Mt 5,43-48). Jesús nos invita a ser perfec­tos, a no conformarnos con mediocridades... ¿Y eso cómo se hoce? Pues sonriendo auténtica­mente al que te mira mal, al que te hace la zan­cadilla, al que te pone de los nervios, incluso, y este al que más, al que no se merece tu sonrisa.
5.    La sonrisa de la confianza (Tened confianza. Mt 7,7-12). La sonrisa de saber que Dios nunca te va a dejar solo. Pasarás por momentos amargos en los que las lágrimas y la tristeza inundarán tus pupilas y tu corazón, pero Dios estará siempre esperando a que le pidas su sonrisa... ¡Haz la prueba!
6.    La sonrisa del perdón (Vocación de Mateo. Mt 9,9-73). Mateo poseía un currículum «altamente sospechoso» y sin embargo experimenta la dicha de sentirse sonreído por Jesús... ¿El secreto? Reconocerse pecador e ir a su encuen­tro.
7.    La sonrisa de la humildad (El reino revelado a los pequeños. Mt 11,25-30). Con la fatiga de lle­gar, a duras penas, a fin de mes, con el agobio de sentirse perseguido por un mundo que carga todo su peso sobre los hombros de los más débiles, es muy difícil sonreír... Sin embargo Jesús revela su reino, su sonrisa, a los más humildes de este mundo.
8.    La sonrisa del amor (El mandamiento más importante. Mt 22,34-40). Si sonríes con autenti­cidad a Dios y a tus hermanos, con una sonrisa cómplice, transparente, comprometida, estarás amando a Dios y a tus hermanos, y estarás cumpliendo con el mandamiento más impor­tante de la ley de Dios.
9.    La sonrisa del trabajo bien hecho (Parábola de los talentos. Mt 25,14-30). Las caras largas sur­gen cuando haces de tu trabajo una imposición, una pesada carga que soportar... Pero cuando eres capaz de considerar tu trabajo como una misión de Dios, entonces... entonces sentirás la recompensa de la sonrisa de Dios. Y esa, te aseguro, no tiene precio.
10. La sonrisa de... Tan sólo tienes que poner tu nombre, pues tu tarea como persona, como cristiano, como amigo de Jesús, consistirá, a partir de hoy, en estirar la sonrisa de Dios...
Sí, amiga, amigo: echa mano de la Buena Noticia, de la Buena Sonrisa y contagia a tus hermanos de alegría, de un Dios que es, te lo vuelvo a repetir, ante todo y sobre todo... ¡¡alegría!!
J.M. de Palazuelo. www.misionjoven.org

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El arte de broncearse
el corazón.
Antes de salir de vacaciones
Llega el verano y a todos nos gusta «lucir palmito» y ponernos morenos a toda costa... Sabemos que exponer nuestra piel a las radiaciones solares requiere una serie de cuidados y prevencio­nes; lo que tal vez desconozcamos son las medidas que hay que tener en cuenta cuando lo que queremos es broncear nuestro corazón. Y si bien es cierto que para broncear nuestra piel, el método más natural es a través de los rayos del sol, no es menos cierto que para broncear nuestro corazón, el método más efectivo es a través del amor de Dios...
Amiga, amigo, este verano luce radiante por fuera y por dentro; estas vacaciones consigue un cuerpo y un corazón 10. A continuación te ofrezco cinco claves fundamentales para obtener todos los beneficios de Dios y conseguir un corazón que será, no te quepa ninguna duda, la envidia y el centro de atención en la playa y en la piscina, en el aeropuerto y en la estación de autobuses, en el pueblo de tus abuelos y en cualquier otro lugar donde vayas a pasar este verano... ¿Preparado? ¡Toma nota!
§  Las exposiciones a Dios serán tan largas como desees, pudiendo pasar horas, días y meses sin sufrir insolación; todo lo contrario, cuanto más te expongas, cuanto más dejes que Dios «te queme el corazón», mayores beneficios obtendrás.
§  No permanecerás estático bajo el amor de Dios durante mucho tiempo. Me explico: aunque los rayos de Dios no son nocivos, la verdad es que hacen mayor efecto en movimiento (visitando a un amigo, llevando la bolsa del súper a una persona mayor, enseñando a alguien a nadar o a tocar un instrumento musical, haciendo las labores del hogar...).
§  Para prevenir «la deshidratación del corazón» (aburrimiento, apatía, rutina...), es esencial tomar una gran cantidad de «nutrientes del alma» (creatividad, compromiso, ayuda, alegría, inconformismo, oración...).
§  Deberás utilizar un antiprotector (sí, sí, has leído bien). Un antiprotector que no encontrarás ni en farmacias ni en salones de belleza. Este producto se denomina «Confianza en Dios» y lo pue­des adquirir simplemente deseándolo. Si cada día te aplicas unas gotas de fe, el amor de Dios bronceará e iluminará tu vida; y no sólo eso, será tan fuerte la radiación que contagiarás a las personas que se encuentren a tu alrededor.
§  Para mantener el bronceado (la felicidad en tu corazón, en tu vida) tan sólo tienes que some­terte cada día, durante cinco minutos, a un tratamiento de choque. Dicha técnica hidratará, rea­firmará, nutrirá y prolongará tu felicidad. No te preocupes, Dios te enviará todos los días las ins­trucciones en forma de evangelio, de buena noticia. Únicamente tienes que leer el mensaje con los ojos y vivirlo con el corazón... El bronceado del corazón, la felicidad en tu vida, te durará toda la vida... ¡Haz la prueba!
José María Escudero. www.misionjoven.org
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Los regalos del Espíritu
El día de Pentecostés el Espíritu Santo descendió sobre la comunidad y nos dejó sus regalos; es decir los dones del Espíritu; quien vive y utiliza estos regalos de Dios empieza a dar frutos abundantes; estos frutos se traducen en obras y actitudes; a saber:
La Audacia, que nos hace capaces de asumir tareas comunitarias sin temor a las dificultades, superar la tentación de caer en la apatía y el desánimo frente a lo que aparece como imposible de cambiar y nos conduce a poner su confianza en Dios.
El Dinamismo, que nos mantiene inquietos y nos llena de energía para participar en la vida de la comunidad, aportar iniciativas y capacidades de realización y celebrar activamente la presencia de Dios en sus vidas;
La Espontaneidad, que permite expresarse libremente ante la comunidad y buscar juntos lo mejor para todos respondiendo con gestos oportunos a los desafíos y acontecimientos de la vida diaria y celebrar comunitariamente su fe con sencillez y entusiasmo;
la Amistad, que nos hace querernos entre nosotros y dejarse querer por las personas, gustar de las acciones y de la vida en comunidad, disfrutar la gratuidad de los momentos para encontrarse con todos los miembros de la Iglesia y compartir y ser así manifestación del amor de Dios;
el Esfuerzo, que nos ayuda a hacer suyas las aspiraciones de la comunidad, a comprometerse en la defensa de la vida y de los derechos humanos, a no desanimarse o cruzarse de brazos frente a las situaciones de pobreza e injusticia y a jugarse todo siempre por la causa del Reino;
la Solidaridad, que nos impulsa a hacer suyo el espíritu del Buen Samaritano (Lc 10,25-37), a ser sensibles para compartir y combatir las miserias de la condición humana y los sufrimientos de nuestra  Iglesia y a no cansarse de levantar a los caídos del camino y ofrecer esperanza a los que viven en la marginalidad.
La Alegría, que nos motiva a seguir celebrando como comunidad la fiesta de la vida aún en medio de las dificultades y obstáculos de cada día, porque en ella Dios se hace presente para renovar el triunfo de la vida sobre la muerte y reafirmar el compromiso de todos.
la Creatividad, que despierta los intereses y anima los sentimientos más hondos del corazón de los jóvenes, les permite expresar comunitariamente a través del arte, la poesía, la música y el baile, la presencia de Dios Creador en medio de su pueblo y les ayuda a comprender mejor y profundizar el misterio mismo de la vida.
 
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Acróstico Pascual
No temáis, no vaciléis, he resucitado. Y no para entregaros un trozo más de eso que vosotros llamáis vida… Soy yo la vida verdadera, la vida eterna que os hará inmortales.
Obligaos a resucitar cada día, a dar muerte al egoísmo, a la mediocridad, al desencanto, a la desilusión… Soy yo vuestra esperanza y nunca, jamás os fallaré.
Tocad mis manos y mis pies; y cuando penséis que no estoy a vuestro lado, tocad y curad las llagas de mis hijos más débiles, de vuestros hermanos más necesitados… Soy yo el que me hago presente en cada uno de ellos.
Emprended inmediatamente el camino de vuelta. Ya no estoy en el sepulcro, la luz de la vida ha disipado por completo a la oscuridad de la muerte… Soy yo la noche-Luz tras tanta noche oscura.
No más lágrimas, no más pesimismo; ha llegado el momento de comenzar la fiesta, el gran banquete de los resucitado… Soy yo la alegría de vuestras vidas.
Guardad vuestro traje de luto, vuestra cara de lunes por la mañana, vuestra sonrisa a medias. Soy yo el que ha resucitado en cada uno de vuestros corazones.
Amaos los unos a los otros como yo os he amado y como os seguiré amando como nadie os amará jamás… Soy yo vuestra media naranja, vuestra pareja ideal.
Implicaos en la hermosa tarea de construir un mundo más justo, más tolerante, más fraternal… Soy yo, el que con mi resurrección, ha inaugurado una nueva humanidad.
Salid de las catacumbas del miedo, del qué dirán, de “no expreso mi fe por si acaso”… Soy yo el que pondrá en vuestros labios palabras de vida eterna.
Mirad a vuestra derecha e izquierda, adelante y detrás; no se trata de una aparición fantasmagórica… Soy yo el que, todos los días, os llama por vuestro nombre y espera una respuesta.
Id a Galilea y a vuestro pueblo y ciudad; id, con el corazón resucitado, a cada uno de los ambientes por los que os movéis cada día… Soy yo el que os espera, el que, cada día, acude fiel y puntualmente a la cita.
Escuchad todos los días la Buena Noticia de la vida, de la alegría, de la resurrección… Soy yo el que os habla en los últimos, en los pobres, en los débiles… en vuestros hermanos más pequeños.
De Jerusalén a Jericó y de vuestra casa al colegio, a la universidad, y de la parroquia al supermercado y de vuestro trabajo a la zona de fiesta…, voy con vosotros… Soy yo vuestro compañero de camino, el Amigo que nunca falla.
Ocupaos, desde hoy, desde este mismo momento, de la misión que os encomiendo: resucitar tantísimos corazones que viven en la mediocridad, en la confusión, en la muerte… Y no os preocupéis, soy yo el que estará con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
J.M. de Palazuelo. En Misión Joven. Abril 2013. www.misionjoven.org

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ABECEDARIO PARA VIVIR EN CRISTIANO

Alaba a Dios en cada circunstancia de la vida.
Busca la excelencia, no la perfección.
Cuenta tus bendiciones

en vez de sumar tus penas.
Devuelve todo lo que tomes prestado.
Encomienda a tres personas cada día.
Fíate de Dios de todo corazón

y no confíes en tu propia inteligencia.
Gózate con los que se gozan

y llora con los que lloran.
Haz nuevos amigos,

pero aprecia a los que ya tienes.
Invita a Cristo a ser tu Señor y salvador.
Jamás pierdas una oportunidad

de expresar amor.
Lee el evangelio y ora cada día.
Mantente alerta a las necesidades

de tu prójimo.
No culpes a los demás por tus infortunios.
Olvida las ofensas

y perdona así como Dios te perdona.
Promete todo lo que quieras,

pero cumple todo lo que prometes.
Que se te conozca

como una persona en quien se puede confiar.
Reconoce que no eres infalible

y discúlpate por tus errores.
Sé la persona más amable y entusiasta que conoces.
Trata a todos como quieras que te traten.
Únete al ejército de agradecidos.
Vístete de misericordia, humildad y paciencia.
Y no te olvides de soportar

a los demás como a ti te soportan.
Záfate de las garras seductoras del mal.


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MENÚ DE CUARESMA
Para: 1 persona.
Ingredientes necesarios, ganas, inquietud y espíritu de búsqueda.
Tiempo de preparación: óptimo, 40 días.
Cuando la gente quiere celebrar algo importante se prepara con mucha antelación. Los jóvenes anticipan su primer cotillón de nochevieja con semanas de dilemas (dónde ir, qué llevar, etc). Los novios preparan su boda durante meses. Los turistas comienzan a ponerse en forma para la playa desde mayo. El que desea algo mucho tiempo lo anticipa y se prepara. La Pascua es una fiesta que contiene tantas cosas… Y por eso tenemos estas semanas previas para prepararnos. Disponerse para vivir el encuentro con el Dios de la Semana Santa no es sencillo. La receta clásica ha de vivirse con ingredientes contemporáneos, pero no deja de tener su validez…
Un manojo de perdón.
Que eso es la penitencia… saber mirar hacia dentro y ser conscientes de que hay bastantes cosas en nuestra vida que necesitan ser convertidas, transformadas. Saber que, entre el orgullo de creer que se puede ser perfecto, y la necedad de aceptar que todo vale, cabe un camino intermedio: saberse frágil, pero al tiempo desear luchar. Saberse pecador, y sin embargo desear una y otra vez construir el reino y combatir el mal que hacemos, con palabras, silencios, críticas, dejadez (cada quién sabe). Y tener el valor de mirarse en un espejo interior, y pedir perdón por lo que se haya hecho mal. Pedir perdón con el compromiso de cambiar (o intentarlo). Pedir perdón, porque sólo quien se siente reconciliado es capaz de acoger la limitación propia y ajena. Pedir perdón, porque no todo vale, y porque demasiadas cruces en nuestro mundo tienen que ver con la ceguera para percibir el mal.
¿Tal vez es este tiempo de cuaresma una ocasión para pedir perdón por algo?
¿A Dios?  ¿Y a alguien más?
Un poco de renuncia
Antes se hablaba mucho del ayuno y la abstinencia. Que no se coma carne los viernes, dicen unos. Que “qué sentido tiene si te pones ciego a langosta”, dicen otros… Y parece que hay que perderse en esa discusión un poco absurda a estas alturas.
Tal vez la cuestión es recordar que, en este mundo que nos invita a una satisfacción constante de todo: “lo que te apetezca”, “ya”, “para ti”, “disfruta”, “goza”, “diviértete”, “ten todo, aspira a todo, consigue todo”, cabe un punto de austeridad y a veces viene bien hacernos conscientes de los límites. Es importante asumir que esa aspiración a todo sólo nos conduce a espirales de insatisfacción. Se trata de detenerse y, a través de pequeñas renuncias, o de algo que para uno sea significativo, encontrar el valor de la austeridad, o del sacrificio, o del compromiso con lo que a veces tiene de carga… más que nada para ser conscientes de que, también desde ahí se construye el reino, o, más exactamente, que el criterio último en la vida no es “me gusta, me satisface, me llena”
¿Puedo hacerme consciente de algún esfuerzo necesario?
¿Tal vez puede ser este un tiempo para percibir lo que de lucha, de cuesta arriba,
de compromiso a veces exigente tiene el intentar vivir el evangelio?
Y toda la comunicación que quieras
Que eso es la oración, buscar una forma de dirigirte personalmente a Dios, y tal vez, con un poco de suerte, escuchar. No se trata de aspirar a místicas sublimes, sino de hacer consciente a Dios.
 Se trata de buscar espacios en los que dirigirnos a El, desde el silencio, como un “Tú”. Hay quien lo hace desde oraciones ya hechas, mientras otros buscan palabras propias. Hay quien le habla de su vida; quien pide, quien ofrece, quien pregunta, quien agradece… A veces te apoyas en textos, y esos textos te pueden resonar de modo distinto, y tal vez ahí percibes que Dios te toca de un modo distinto. La oración no es una condena ni una obligación, sino aprender a hablar a Dios en segunda persona, y a sentir que, con El, uno no está solo.
Busca algún momento, aunque sólo sean cinco minutos…busca el silencio,
y dirígete a Dios como un “tú”… háblale, pídele, ofrécele,
hazte consciente de su presencia en nuestras vidas.
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“GYN del corazón 2013” ¡Apúntate!
      Comienza un nuevo año. Es el momento de los buenos propósitos: dejar de fumar, sacar, de una vez por todas, las dichosas oposiciones, hacer un curso de yoga, aprender bailes de salón, apro­bar el carnet de conducir...
      Este año, quiero que te apuntes a un gimnasio especial, un gimnasio que te ofrece todas las facilidades del mundo: es totalmente gratuito, tienes un Monitor a tu disposición y, sobre todo y lo más importante, los resultados los verás desde el primer momento... Si quie­res, durante este 2013, conseguir un corazón 10, no te lo pienses más, realiza, diariamente, la siguiente tabla de ejercicios... ¡No te arrepentirás!
1. Agradece. A veces vamos tan estresados por la vida, tan «a nuestra bola» que lo urgente nos hace olvidar lo importante (la comida que te preparan todos los días, los cinco minutos que el profesor te aclara las dudas fuera de su hora, el compañero de trabajo que te ha cambiado el turno, el amigo que se acuerda de ti a través de un correo o una llamada...). Agradece todos estos detalles con una palabra, un gesto, una mirada..., incluso aunque tengas que darte la vuelta y trastocar tu agenda (Lc 17,11-19).
2. Comprométete. Tenemos tantísimos pro­blemas que pensamos que con lo nuestro «ya estamos servidos». «No tengo tiempo, no es de mi incumbencia, no me toca...». Una excusa tras otra. Prueba a solucionar los problemas de tus hermanos. Tal vez, y sin tal vez también, te lleves una sorpresa y tus problemas por arte de magia y de amor queden resueltos. ¡Haz la prueba! (Lc 10, 30-37).
3. Perdona. Se trata del «ejercicio estrella». Una, dos, cinco, setenta veces siete... Sus efectos son devastadores.... devastadora­mente geniales. ¡No pierdas tiempo, com­pruébalo por ti mismo! (Mt 18,21-35).
4. Ama. Tira las piedras. Si te pasas las 24 horas del día juzgando, criticando, pen­sando si lo merece o no, desconfiando..., no te quedará ni un minuto para amar. arroja tu odio, tus prejuicios, tus falsas seguridades y dedícate, simple y llana­mente, a amar (Jn 8,1-11).
5. Invierte. Los talentos que Dios te ha dado. Aunque tan sólo sea uno; ponlo al servicio de tus hermanos. Las ganancias serán... ¡multi­millonarias! (Mt 25,14-30).
6. Comparte. Tus cinco panes y tus dos peces, tu «poca cosa». No te preocupes, tú ponlo al servicio de los más necesitados; Dios se encargará del resto (Jn 6, 1-15).
7. Sirve. Porque el que no vive para servir, no sirve para vivir. Agacha tu orgullo, remanga tu superioridad y lava los pies o los platos a tu gente (Jn 13,1-20).
8. Ora. En tu habitación o en la parroquia, debajo de la ducha o encima de la bicicleta, en el autobús o en la cola del supermer­cado... ¡Reza! Ah, y en lugar de hablar tanto a los hombres de Dios, dedícate a hablar mucho más a Dios de los hombres (Mt 6,5-15).
9. Fíate. A pesar de que ya te han dado varías veces calabazas, a pesar de que tu gente te ha defraudado, a pesar de que «el horno no está para bollos», a pesar de todo eso y mucho más... acude «a ciegas» al encuentro de Jesús... ¡No te fallará! (Mt 14,24-34).
10. Descansa. En los brazos de Dios; siente palpitar su corazón en tus hermanos más necesitados; escucha lo que Él tiene que decirte y tras «la siesta divina» pasa a la acción (Jn 13, 23).
JOSÉ MARÍA ESCUDERO. En Misión Joven. Enero 2013. www.misionjoven.org

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Regalos
para el Niño Jesús
       Los evangelios recogen únicamente los regalos que los Reyes Magos ofrecieron a Jesús: oro como rey, mirra como hombre e incienso como Dios. Nada nos dicen de la carta que el Niño Jesús (como todos los niños) escribió a los Magos… Por este motivo y porque Jesús desea que este año los Reyes (entre los que te encuentras tú) no le “den largas” ni mucho menos le traigan carbón, te presento alguno de sus regalos favoritos…
      Toma nota para que este año puedas presentarte ante el Niño con algún presente que sea de su agrado.

1.      Regazo como bebé. Llegará un día en que tú te acurrucarás, como el discípulo amado, en su pecho. Ahora Jesús necesita de tus abrazos, de tus sonrisas, de tus caricias. Que pueda sentir cómo tu corazón bombea amor del bueno.
2.      Papeles en regla como ciudadano, como vecino, como uno de tus paisanos. Tan sólo tienes que acudir a tu corazón y comprobar que el Niño Jesús pueda establecer su morada en tu hogar, en tus ambientes, entre tu gente.
3.      Agenda como compañero de camino. Revisa tu agenda, no sea que la tengas tan llena de ocupaciones y preocupaciones que tengas que posponer su nacimiento. El Niño Jesús quiere caminar a tu lado, por lo que uno de sus regalos favoritos sea, precisamente, tu tiempo.
4.      Puertas abiertas como uno más de la familia. Corres el peligro de engalanar tu hogar preparando su nacimiento y, entre la fiesta, los invitados, las citas, los compromisos navideños, dejar al mismo Niño a la puerta.
5.      Traje de gala con rodilleras como el protagonista de las fiestas. Es necesario inclinarse, postrarse, arrodillarse ante Jesús. No olvides que tú puedes llegar a ser el rey de la discoteca, del botellón, de los cotillones o de las reuniones familiares, pero el Actor principal de tu corazón debe ser Él.
6.      Currículum como socio. El mismo Dios se ha fijado en ti para trabajar juntos, codo con codo, en la edificación de un mundo mejor. Preséntate ante Él y ofrécele tu historia personal. No te preocupes por la escasa experiencia; Él, si tú lo deseas, te ofrecerá el contrato de tu vida.
7.      Experiencias inolvidables como Amigo. El niño Jesús quiere formar parte de tu pandilla, de tus compañeros de clase, de tus colegas de botellón, del grupo de la parroquia o del equipo de fútbol. A tu lado quiere saborear la Amistad, en mayúsculas, para que algún día pueda decir, porque lo ha experimentado contigo, que nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
8.      Momentos de intimidad como Esposo. Que las fiestas familiares, los macrobotellones navideños o los cotillones no te priven de estar a solas con Él. Mírale, sonríele, háblale, permanece a su lado.
9.      Lecciones de vida como Maestro. Uno de los mejores regalos que puedes ofrecerle es convertir tu vida en una escuela de amor, donde Jesús pueda crecer y aprender, sentado a tu lado, el arte de la fraternidad, de la solidaridad, de la tolerancia, del amor.
10.    Corazón como uno de los tuyos. Ni en Belén ni en Nazaret, ni en un pesebre ni en una cueva. Jesús quiere nacer y dar sus primeros pasos en tu corazón. Ojalá que tú mismo seas la morada perfecta donde Jesús crezca en sabiduría y en gracia delante de Dios y de los hombres.
José María Escudero.
En Misión Joven. Diciembre 2011
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«No encontraron sitio
en la posada... ¿o sí?»
Decálogo de Adviento
       No se trato de contradecir al bueno de Lucas pues, ciertamente y como relata en su evangelio, «acostaron a Jesús en un pesebre porque no encontraron sitio en la posada». Sin embargo de ese hecho han pasado muchos años y hoy la familia de Nazaret acude a ti para pedirte un sitio en el que Jesús pueda nacer. ¿0 tú tampoco tienes sitio? ¡No me digas que no!... En este tiempo de Adviento revisa tu vida, echa una ojeada a los ambientes por los que te mueves cada día. ¡Seguro que tienes un hueco!
        Amiga, amigo: prepara "tu posada" para que el Niño Jesús pueda nacer en tu...
1. Habitación. No se trata solamente de que hagas la cama todos los días o que pases la aspiradora de vez en cuando; también es importante que decores las paredes con algún que otro motivo navideño y sobre todo (al Niño le va «a chiflar») prepara un espacio pequeño (con un cojín, la Biblia, una vela, una cruz ...) para poder con­vertirlo en tu rincón favorito y poder así charlar, en la intimidad, con Él.
2. Hogar. ¿Preparas el Nacimiento? ¿Pones las luces? ¿Montas el árbol? ¿Decoras tu casa con cintas y objetos navi­deños?... Ah, que ya eres mayorcito para esas cosas... Bueno, tú verás, pero qué alegría darías a Jesús cuando llegara a tu casa y viera «la que has organizado» por su culpa.
3. Comunidad de vecinos Entiendo que no todos compartan tus ideas, pero ¿has intentado hablar con el presi­dente?... Y si lo haces y no puedes decorar el hall, las escaleras o el ascensor, no te desanimes, cambia de estra­tegia. Una buena idea sería meter en el buzón de cada uno de tus vecinos tu propia felicitación de Navidad... ¿Qué te parece?
4. Barrio. Panadería, supermercado, farmacia, mercería, autoescuela, asociación, tienda de animales... ¡Cuántos lugares en donde proyectar tus ideas! Invitarles a que pongan el nacimiento, tal vez a través de un concurso; a que participen con alguna rifa en un proyecto solidario; a que incluyan en sus escaparates alguna creación navi­deña... ¡Toca moverse!
5. Colegio/trabajo. Además de las ideas que seguramente ya están en marcha, ¿por qué no innovas otras? No te conformes con todos los años lo mismo Aunque tengas que hablar con el jefe, el director o de quien dependa, aun­que tengas que hacer horas extras... ¡Dale al coco y al corazón! Seguro que surge algo diferente, bonito y especial.
6. Parroquia. Sirve lo del punto anterior. No obstante te invito a que des un paso más. ¡Implícate de lleno! Es el momento de apuntarte en algún grupo, en alguna actividad. Que el Niño no te encuentre de brazos cruzados.
7. Zona de fiesta. ¿A que ya sabes dónde vas a pasar la Nochebuena, a que ya tienes la entrada para el cotillón de fin de año?, seguro que ya has echado una ojeada a los regalos... De la misma forma puedes ir pensando en algo para que al Niño Jesús no le dejes abandonado en el ropero de la discoteca o en el cuarto trastero de tu casa. Recuerda quién es el protagonista principal de las fiestas que se avecinan.
8. localidad. ¿Te has informado de lo que la corporación municipal está preparando para estos días? ¿No hay algún organismo, a través del cual tú puedas expresarte y llevar a cabo tus ideas? «Patéate» la ciudad: organis­mos, asociaciones, grupos... ¡Algo podrás hacer!
9. Mundo. No, no se trata de que cambies el mundo, sino de informarte de cómo están tus hermanos y poner tu granito de arena para que el mundo con tu ayuda y la de Dios (que la tienes asegurada) sea un lugar un poco más habitable, justo, fraternal... «más Belén».
10. Corazón. Es el lugar privilegiado por excelencia, el auténtico Belén. Durante este Adviento dedícate a adecentar tu corazón y a convertirle en un lugar cálido, abierto, cercano, de manera que Jesús pueda nacer en él y establecer para siempre su morada
JOSÉ MARÍA ESCUDERO
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LOS RADARES
DE DIOS 
         “Y vio Dios que era bueno… Pasó un co-razón, pasó otro y nadie se dio cuenta” Y es que desde la creación del mundo existen por las sendas del mundo radares fijos y móviles que velan por nuestra propia felicidad… O tú qué te creías, que los únicos que existían eran los de la DGT… No, no. Presta atención; se trata de radares situados en lugares estratégicos (muy fáciles de localizar) donde debes reducir la velocidad de tu vida, pues Dios te está esperando, Dios te necesita… Ah, y no te preocupes, si pasas de largo ni te va a llegar la foto a casa ni nadie te va a detener o penalizar… Sin embargo, si te paras, Dios aumentará tu saldo de puntos que podrás canjear por felicidad; felicidad de la buena, de la auténtica… ¡Haz la prueba!
           Un pequeño inciso antes de comenzar: no hace falta GPS para localizarlos; simplemente toma la Palabra de Dios; ella te indicará la carretera y el punto kilométrico exacto donde se encuentra cada radar… ¡Toma nota!


CARRETERA
PUNTO KILOMÉTRICO
TIPO DE RADAR

Lucas 1

38

Radar de la confianza


Lucas 4


38-39

Radar del servicio

Lucas 6


35

Radar del amor

Lucas 9


23

Radar del seguimiento

Lucas 10


33-34

Radar de la ayuda

Lucas 15


20

Radar de la misericordia

Lucas 17


15-16

Radar del agradecimiento

Lucas 21


1-4

Radar de la generosidad

Lucas 22


26

Radar de la humildad

Lucas 24


5-7

Radar de la Vida

Como ves, esto tan sólo es una muestra…
       Amiga, amigo: a partir de hoy, al poner en funcionamiento tu co-razón, no olvides incorporar el GPS de la Palabra de Dios… Encontrarás un montón de radares que te ayudarán a circular por los caminos de la vida descubriendo cómo Dios, el agente de la felicidad, quiere decirte algo…
J. M de Palazuelo
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LOS MANDAMIENTOS DEL DOMINGO 
(José Mª Escudero)
1.    Amarás al Dios Festivo y Alegre sobre todos los demás «dioses de pa­cotilla» que seguimos inventándonos: el dios triste, el dios aburrido, el dios pesimista... Ah, y le amarás todos los días de la semana, pero muy especialmente el domingo, su día, nuestro día.
2.    Su nombre estará en tus labios y sobre todo en tu corazón las 24 horas del día. Le to­marás, no es necesaria la prescripción médica, al levantarte y al acostarte, pero también en la hora del vermú, jugando a las cartas, en la sobremesa, con los amigos o pasean­do al chucho.
3.    Santificarás este día como sólo Dios se merece. Vestirás tu vida de gala, sacarás tu me­jor sonrisa y te pondrás el corazón reservado para las ocasiones muy especiales.
4.    Será también un día dedicado a tu familia, empezando por los churros del desayuno y acabando por el beso de buenas noches. Será el día indicado para desayunar, comer, merendar y cenar el mismo menú: amor del bueno (más información: en tu iglesia más cercana).
5.    No matarás el día del Señor con tus quejas, tus cabreos y tus sinsabores del resto de la semana. El día de la resurrección del Señor, en lugar de llorar por los males del mun­do y por una sociedad muerta, te dedicarás a resucitarla.
6.    No contaminarás este día con excusas absurdas del tipo: «No tengo tiempo», «Tal vez otro día», «Es que he quedado...», excusas todas ellas para no acudir a la gran cita en la que Dios (he dicho Dios, no ese cura tostón o esa catequista a la que la tienes ojeri­za) te espera con los brazos abiertos. ¡No le hagas un feo!
7.    No robarás todo el tiempo que te regala el Señor haciendo la colada o la comida para toda la semana, yendo de caza o al estadio... Para todo hay tiempo y hoy el Señor se merece lo mejor que tienes.
8.    No mentirás o, mejor dicho, no te mentiras. El Señor quiere seguir, miles de domingos después, resucitando en tu corazón. No pongas cara de no saber por dónde van los ti­ros... ¡No le des largas!
9.    No consentirás que el sofá del salón o la caja tonta se alíen para cruzarse en tu camino y hacerte tropezar, convirtiendo este gran día, en un día más, en lo mismo de siempre, en todos los días son iguales.
10. No utilizarás el domingo para amargarte un poquito más, codiciando al vecino del 5º que se marcha de parrillada o al compañero de trabajo que ha conseguido una entra­da para el gran derbi... Disfrutarás del domingo junto al Señor... ¿Te parece poco?

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Diez maneras de orar…
Para gente
“pillada de tiempo”
Si tú eres de los que no tienes tiempo ni para echar “una cabezadita”. Si tu vida es correcaminos y caes, todas las noches, rendido en la cama. Si te gustaría tener un tiempo para cuidar tu cuerpo y no descuidar tu alma. Si entre tus objetivos está el dedicar, diariamente, unos minutos a Dios. Si intentas ser constante en la oración pero siempre hay algo o alguien que te lo impide ¡Este texto va dirigido personalmente para ti!
Desconozco, tampoco me importa mucho, si estas formas de oración son teológicamente correctas; pero estoy convencido, por experiencia propia, que pueden ayudarte a mejorar tu relación contigo mismo, con los demás y con Dios . Si lo deseas, ¡apunta!
1. Libreta de nombres. Tan sólo tienes que hacerte con una pequeña libreta que puedas meter en el bolsillo A lo largo del día, cuando veas una persona que está pasando un mal momento o cuando quieras pedir a Dios por alguien apunta su nombre; Dios, a través de ti y de tu libreta, hará el resto
2. Señal de la cruz AI más estilo futbolístico, cuando algunos jugadores saltan al campo o meten un gol, cuando son sustituidos o acaba el partido… Tú también puedes hacerlo y acordarte de Dios en el partido que te toca jugar cada día cuando sales de casa o entras a trabajar, cuando te dispones a comer o te metes en la cama... Son muchas las jugadas en las que, cada día, puedes recibir la bendición de Dios
3. Iglesias. Seguramente todos los días pases por varias. En tu itinerario busca alguna que esté abierta, entra y saluda al Señor.
4. Buena Noticia. Hazte con un Evangelio (EI Evangelio de cada día). Será cuestión de dos minutos leer, cada día, la carta que Dios te envía. Después tienes todo el día para respon­derle, y no, necesariamente, con papel y bolígrafo, sino con tu vida y con tus obras
5. lugar sagrado. En la mesilla de noche, en tu cartera, en el armario, en la puerta de tu habita­ción, incluso, en la nevera o en el microondas… Sitúa una postal de Jesús de Nazaret, para que cada vez que acudas a ese sitio o hagas uso de ese determinado objeto, te acuerdes de É!
6. Móvil. AI igual que tienes programado el teléfono para que te recuerde una tarea, una cita o un cumpleaños de un amigo; lo mismo puedes hacer, todos los días, con Dios. Cuando suene, sabrás que Él te llama para decirte algo
7. Hermanos. Escoge una persona (intenta que sea alguien a quien nadie escoge, pues son éstos, precisamente, los escogidos de Dios). Cuando veas o te encuentres con esa persona, sabrás que Dios se hace presente a través de ella
8. Comidas. Ya sea en tu casa o en el trabajo, en la hamburguesería o en el parque ... Acuér­date de Dios y dale las gracias por la cantidad de regalos que Él te hace cada día.
9. Ordenador. Tú que dedicas tanto tiempo a revisar el correo, a chatear, a buscar información o a navegar por las redes sociales. Pon una imagen de Jesús en tu escritorio, como pantalla de fondo, para que te recuerde que Él está a tu lado y no te olvida.
10. Hay otras muchas maneras de orar. Todo es proponérselo. Por eso, este último punto te lo dejo para ti... Escoge una forma de orar que a ti te guste... Lo más importante es que te ayude a descubrir a Dios caminando a tu lado a lo largo del día.
                        José Mª Escudero. En la revista Misión Joven.

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Yo me apoyo
en Jesús de Nazaret
Te invito a que leas esta carta y espero que te ayude a pensar y a reafirmar tu fe y a buscar lo esencial…

Querido amigo:
         Ayer me dijiste que querías apearte andando de este mundo, que los pilares de la sociedad se tambalean. Ya ni el rey, ni el ejército, ni la política, ni la Iglesia son de fiar. Sobre todo la Iglesia, “mi Iglesia –me decías- está en la picota”. Primero la pederastia, luego las noticias sobre el robo de los niños y ahora la filtraciones vaticanas que revelan corrupción interna y juegos de poder. Eso en medio de la obsesión económica que, con la crisis, todo lo domina.
       Por desgracia no eres tú el único que se desmoraliza y escandaliza. Piensan que si la Iglesia, que es la única barca de salvación, con la que cuentan también zozobra, ¿qué nos queda?
        Pero la pregunta, amigo mío, no es en realidad qué nos queda, sino a dónde nos hemos agarrado. Hay gente, por ejemplo, que concibe la fe como una moral, un cumplimiento de normas, que es un pasaporte para alcanzar la vida eterna. Otros conciben la Iglesia como una guardería de adultos, entre cuyos muros se sienten seguros, se liberan de los riesgos. No faltan los que confunden la Iglesia con sus administradores, el restaurante con los camareros, y si los obispos, los sacerdotes o las monjas les decepcionan, se les cae el sombrajo.
       Recuerdo que, cuando era niño, y jugábamos en el cole a la pelota los curas llevaban sotana. Un día cuando uno de los profesores del colegio le dio una patada al balón, se le vieron los pantalones. Entonces un chaval gritó: “Ahí va, mira, si lleva un hombre debajo”. Pensaba que debajo de la sotana los curas eran macizos como las figuritas del belén. Aquello me hizo reflexionar. No te digo nada, cuando después, al hacerme cura los conocí más de cerca. Me he tropezado con grandes santos, grandes pecadores y gente del montón, como yo mismo.
          Desde entonces sólo me apoyo en Jesús de Nazaret. No lo entendido sólo como personaje histórico que aportó al mundo su Palabra y enseñanzas. Sino como el Cristo total, el Cristo vivo que se hace visible hoy en el amor a los hermanos y se comunica con su Espíritu entre la gente. Ese no te falla y te resitúa en la verdad.
           Pero ¿qué es la verdad?, te preguntas escéptico como Pilato. La verdad no son los dogmas, ni las cartas pastorales del Papa o los obispos, ni lo que dice el cura en la homilía, aunque todo eso te pueda ayudar e inspirar. “El reino de Dios dentro de vosotros está”, exclama Jesús. Desde la adhesión a él uno es capaz de despertar y situarse en una zona donde la barca nunca se hunde ni nada ni nadie pueda acabar descorazonándote. Es lo que Juan, el discípulo predilecto, llama en su Evangelio la “vida definitiva” (me gusta más esta traducción que la de vida eterna). Uno, al dar su adhesión a Jesús y al estilo de su reino se sitúa en esa Vida con mayúscula, esa agua que quita la sed, ese pan que sacia y se multiplica, ese amor que libera.
            Por eso no me turba la Iglesia de los Borgia en el Renacimiento, donde corría la sangre y el veneno, ni me quita el sueño que un mayordomo, un obispo o un cardenal venda papeles secretos y luche por el poder en que se ha convertido empuñar el timón de la barca de Pedro. Sé que además de ellos hay gente humilde y de fe en la comunidad que le sigue, la asamblea, la Iglesia, su frágil barca.
         Yo no abandono la barca,  continúo ahí en la popa, recostado en el pecho de un Jesús que duerme, pero al que siento le late el corazón.
       No sé si estas palabras te habrán ayudado o no. En todo caso, gracias, amigo, por leerlas.
     Un abrazo de
Pedro Miguel Lamet, sj

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Oración del Joven nuevo

Señor, haz de mí un joven nuevo:
que los ilusorios mundos de lo superficial:
la moda, el aparentar, el tener más…
no me desvíen de mi proyecto personal,
y no ande por sendas que quitan toda ilusión y libertad.

Haz de mí un joven nuevo:
que no me deje llevar
por los instantáneo y lo desechable,
ni me vuelva loco por el consumismo
de la sociedad actual,
que margina, explota y despersonaliza
poniendo desilusión, hastío y angustia existencial.

Haz de mí un joven nuevo:
que goce del derecho a vivir en plenitud
la esperanza, el coraje, el amor,
y que goce de la alegría de entregarme a los demás
con esa sincera solidaridad
que tanta satisfacción brinda a quien la experimenta.

Haz de mí un joven nuevo:
que ande por las sendas de la cultura de la vida
y fundamente mi personalidad
en la vida comunitaria y en la reflexión,
en el contacto con la naturaleza y el deporte,
en la entrega, en la oración y en la amistad,
que son siempre rutas acertadas
para lograr una madurez y equilibrio personal.

Haz de mí un joven nuevo:
que te experimente a Ti, Señor, como Padre
y a los demás trate como hermanos.
Que con la ayuda de María
me deje animar por el Espíritu de su Hijo Jesús
en todas las circunstancias de la vida.

Haz de mí un joven nuevo:
que sea transmisor de alegría
e instrumento de fraternidad,
construyendo la civilización del amor
en este mundo tan frío y despersonalizado.
Que ayude a crear una sociedad nueva
en clave de servicio y generosidad.
Para hace todo esto, Señor,
dame tu voluntad y tu entrega. Amén.
www.misionjoven.org

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